Esta exposición reúne la obra de 34 mujeres artistas que hacen uso de las diferentes artes plásticas y audiovisuales para denunciar y reflexionar, a través de sus obras, sobre los efectos dispares que la pandemia sanitaria, social y económica que estamos atravesando, tiene en mujeres y hombres debido a los roles sexistas que siguen estructurando nuestras sociedades.
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Monika Rühle participa con una vídeo-creación titulada Confinamiento01, realizada durante el confinamiento donde una mujer en camisón se mueve sobre los muebles de un salón y juega con las diferentes estancias de una casa antigua. Ella pertenece a otra realidad y no se encuentra físicamente en esta casa, pero expresa muchos sentimientos encontrados, vértigo, ganas de bailar y un fuerte deseo de salir. Una manera de viajar sin desplazarse y explorar los diferentes estados psicológicos experimentados durante el confinamiento. Se trata de la propia creadora visual, Monika Rühle, que se había filmado a si misma, (durante el confinamiento por el Covid19), utilizando un croma en su estudio, montando esas imágenes después sobre fotos tomadas en una visita a un pueblo de Jaén años atrás. Monika Rühle idea, interpretación, realización y edición de vídeo, La Casa Colorada Producciones, 2020.
«La violencia contra las mujeres es un problema de salud pública global y una violación flagrante de los derechos humanos de las Mujeres». ONU.
La pandemia ocasionada por el Covid-19 ha empeorado las desigualdades a las que ya se enfrentaban mujeres y niñas en sus vidas cotidianas. En todas las esferas, desde la salud a la economía, pasando por la seguridad, el impacto del coronavirus se agrava para mujeres y niñas por razón de sexo, enfrentando considerables obstáculos para el ejercicio de sus derechos y la realización de sus potenciales. En estos momentos, los limitados avances en igualdad obtenidos durante el último siglo y principios de este, están en serio riesgo de retroceso debido a la profundización en las desigualdades ya existentes. Y no se percibe una voluntad clara por parte de los sistemas sociales, políticos y económicos, en dar respuesta al impacto en las vidas de las mujeres, a pesar que, como esta crisis ha visibilizado a gran escala, todas las economías del mundo son deudoras (ahora e históricamente), del trabajo esencial, invisibilizado e infravalorado de mujeres y niñas, de la mitad de la población de este planeta. Ellas mantienen la vida diaria de nuestras poblaciones.
Esta pandemia sanitaria, social y económica, afecta de forma diferente a mujeres y hombres debido a los roles sexistas que siguen imperando en nuestras sociedades, y en base a los cuales las mujeres son impelidas a asumir las tareas relacionadas con el cuidado y con el hogar, dando como resultado que el trabajo sanitario y de los servicios esenciales (trabajadoras del comercio, alimentación, servicios de limpieza, tareas del cuidado de menores y personas dependientes, etc) se encuentre altamente feminizado. E igual acontece con los sectores más afectados por la pandemia, como son el comercio, el turismo y la hostelería, que se hallan feminizados al tiempo que precarizados.
La pérdida de puestos de trabajo va a afectar principalmente a las mujeres, suponiendo un claro retroceso en los avances logrados en su participación en el mercado laboral, limitando su capacidad para mantenerse así mismas y a sus familias, especialmente en los hogares encabezados por mujeres. Por otro lado, el teletrabajo se ha establecido sin atender al principio de corresponsabilidad y sin enfoque de género, lo que supone acrecentar las cargas, ya que además de atender la casa y hacer lo propio con menores y/o personas dependientes, han de trabajar desde ella. Asimismo, las que desempeñan sus funciones en entornos sanitarios se enfrentan a un espacio de trabajo en primera línea que implica una mayor exposición a la enfermedad, para ellas y sus familias.
Todo esto supone un aumento mayor en mujeres que en hombres de malestar psicológico, traduciéndose en pérdida de optimismo, confianza, cambios de humor, mucho trabajo en el hogar, en los cuidados y las exigencias del teletrabajo, mayor porcentaje en insomnio, mayor inseguridad, etc.
El confinamiento masivo de la población ha supuesto también un aumento de la violencia de género en el hogar debido a la situación de aislamiento y convivencia obligatoria con el agresor, imposibilitando a las mujeres el acceso a los recursos de protección. Frente a ello destacar la iniciativa de los colegios de farmacéuticos de canarias que impulsaron la campaña Mascarilla-19, para que las víctimas de violencia de género en situación de riesgo pudieran pedir ayuda a través de las farmacias. Muchas comunidades autónomas se sumaron a esta campaña que saltó nuestras fronteras.
Nunca podemos olvidar que una sociedad para ser democrática, ha de ser igualitaria, y para ello se hace necesario la institucionalización del objetivo de la igualdad de género y la aplicación de la perspectiva de género en todos los procesos organizativos y de gestión de las políticas públicas. Es imperativo continuar implementando la Estrategia Dual, base de la Estrategia para la Igualdad de Género 2020-2025 de la Unión Europea, a la hora de llevar a cabo las acciones encaminadas a superar esta crisis, y que integra el mainstreaming de género con las acciones específicas a favor de las mujeres. El año del Covid-19 lo es también de Beijing+25, y ello no puede suponer una ruptura con todos los logros obtenidos. Desde Empoderarte aportamos nuestra visión, como mujeres artistas, sobre todo aquello que relacionado con la pandemia acontece a nuestro alrededor, de cómo está afectando la situación a nuestras vidas, a nuestros trabajos, a nuestros procesos creativos, en definitiva, a nuestro mundo, pero desde ese otro lado al cual siempre se ha intentado, y se sigue intentando, silenciar. Texto: Marián M.Cañizares
Del sábado 23 de enero al domingo 28 de marzo de 2021. Comisarias: Estefanía Ocampos, Marián M. Cañizares y Pepa Santamaría.