Del 24 de septiembre al 24 de octubre de 2021
La Europa del siglo XV al XVIII sufrió profundos cambios políticos y sociales con la formación de estados, la apropiación de las tierras y la creación de la propiedad privada, las revueltas del campesinado, la guerra de religiones… En este contexto de gran crispación, las mujeres fueron perseguidas y acusadas de brujería, de practicar magia negra, de estar endemoniadas. Todo esto creó un clima de terror.
Generalmente eran mujeres que hasta entonces habían ejercido como curanderas, parteras, hechiceras, o bien aquellas que tenían el usufructo de las tierras. Muchas eran mujeres solas, viudas, sin hombre, indómitas y rebeldes. Las acusaciones se vertían desde intereses personales que se sumaban al delirio colectivo. Se calcula que aproximadamente 250.000 mujeres fueron acusadas de brujería, y si bien no todas fueron quemadas, la gran mayoría sufrieron vejaciones y torturas. Ninguna mujer estaba a salvo. Fueron el chivo expiatorio y elemento aleccionador para el resto de la población, y germen del nacimiento del capitalismo.
Silvia Federici en su libro Caliban y la bruja muestra como el capitalismo necesita del patriarcado para poder mantenerse. Es obvio que el capitalismo nunca hubiera triunfado sin todo el trabajo gratuito que hacemos las mujeres. Es en el S XV que las élites de poder empiezan a parcelar la tierra común para hacerse ilícitamente con su propiedad. Los campesinos, hasta entonces un engranaje más de la producción de bienes para la comunidad, se convierten en asalariados de las élites. Las mujeres son relegadas a funciones enfocadas en mantener la infraestructura del hogar y criar a los hijos, es decir, crear la situación perfecta para que el nuevo trabajador rinda lo máximo a su empleador.
EmPoderArte AIMA, asociación sin ánimo de lucro que desde 2014 realiza exposiciones dando visibilidad a las mujeres dentro del mundo del arte, reclama la igualdad entre hombres y mujeres, y denuncia la violencia machista.
En la vídeocreación ¿Cuántas brujas somos? Monika Rühle quiere dar visibilidad a mujeres de todos los tiempos, libres, sabias, con inquietudes, pensadoras, comprometidas, creativas, activas, con personalidad y necesidad de expresarse, no sometidas al sistema imperante marcado por el poder masculino y machista. Las voces masculinas que se escuchan, enumeran todo tipo de sinónimos y descripciones de la palabra “bruja” a modo de insulto.Más información sobre la exposición
Portalea Kultur Etxea, Bista-Eder Kalea, 10, 20600 Eibar, Gipuzkoa.
De Lunes a Sábado, de 9:00 a 20:30 horas.
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