Uno de los mayores genocidios de todos los tiempos, las torturas, encarcelamientos, desposesión de bienes y atroces asesinatos de 250.000 mujeres en Europa entre los siglos XV y XVIII principalmente, siguen sin ser redimidos aún en nuestros días.
En esta exposición no vais a encontrar ninguna mujer subida en una escoba, pero sí la denuncia del maltrato a las aldeanas ancianas, ni vais a ver mujeres satánicas cocinando niños vivos, pero si mujeres chillando de rabia por los más de 50 asesinatos machistas que se siguen cometiendo cada año en España (50 asesinatos en cifras oficiales, aunque en la realidad son casi el doble). No hay tampoco aquelarres satánicos, pero sí referencias a la participación, cuando no implicación directa, de la iglesia católica en la tortura, sadismo sexual y asesinatos brutales de miles de mujeres acusadas de brujería.
Silvia Federici en su libro Caliban y la bruja muestra como el capitalismo necesita del patriarcado para poder mantenerse. Es obvio que el capitalismo nunca hubiera triunfado sin todo el trabajo gratuito que hacemos las mujeres. Es en el S XV que las élites de poder empiezan a parcelar la tierra común para hacerse ilícitamente con su propiedad. Los campesinos, hasta entonces un engranaje más de la producción de bienes para la comunidad, se convierten en asalariados de las élites. Las mujeres son relegadas a funciones enfocadas en mantener la infraestructura del hogar y criar a los hijos, es decir, crear la situación perfecta para que el nuevo trabajador rinda lo máximo a su empleador.
Nosotras las Brujas no encajamos en este modelo: ¡somos mujeres libres, independientes, solidarias, lesbianas, solteras, casadas, madres, creativas, promiscuas, controlamos nuestra reproducción, tenemos propiedades, desafiamos la estructura de poder, somos jefas, malhabladas y feministas!
Imagen del vídeo ¿Cuántas brujas somos? de Monika Rühle que participa en ésta exposición colectiva.
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